Yo no soy Escoces
Edinburgo, Septiembre. 2005
Y
es aquí en estas pocas palabras donde trato con mentiras o con
verdades algo de mi espíritu por esta tierra
Yo
no soy escocés.
Me hubiera gustado serlo. Para estar más cerca de mis hijos y mis
amigos.
Para estar mas a tono con los que me dan la mano con alegría.
Para no olvidar tan fácilmente los que me ven como extranjero.
Para ayudar más efectivamente al que me solicita una sonrisa o
simplemente un canto solidario.
Quisiera ser escocés para que el establecido orden social,
cultural, político, jurídico,
policial y laboral no me mire
a veces
con ciertas sospechas.
Yo
no soy escocés. Todos lo saben. Sin embargo, tengo razones para
hacerlo.
Primero,
me suena linda la palabra Escocia en mi propio idioma. Tiendo a pensar
en algo muy rico, algo bueno, dulce y femenino: un caramelo fino o un
perfume pintado de azul.
Segundo,
sufro la aparente timidez, como la de un escocés, que por ser cortés
no acostumbra a declarar sus sentimientos.
Tercero,
necesito como el aire los respiros, los suspiros y los lamentos de las
gaitas.
Cuarto,
porque me gustaría llamarme hamish, Ian, o Sean
Quinto,
para recrear la vista de lo que me parece insólito: un chistoso
a la Billy Connolly.
Sexto,
Yo quiero ser escocés para mis amigos John y Annette
Séptimo,
no aguanto si los ingleses nos ganan en el fútbol.
Por
ultimo, para estar más a gusto entre los pintorescos paisajes escoceses.
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